Mi vida como bloguero cuenta con numerosas satisfacciones: me gusta el tema sobre el que escribo, me gano la vida con dignidad y hasta me mandan productos deliciosos para que los pruebe. Pero la semana pasada recibí un regalo más espiritual, de estos que te suben la autoestima más que llenarte el buche. Me enteré de que una entrada que publiqué a finales de 2010, sobre las webs que facilitan compartir terrenos para plantar huertos en EEUU y el Reino Unido, había animado a una persona a impulsar una iniciativa similar en España.
Huertos Compartidos parte de la misma sencilla premisa que los sitios de los que se hablaba en aquel post: poner en contacto a personas que quieran cultivar un huerto con otras que posean tierras pero no tiempo o recursos para sacarles partido. La cosecha se comparte al 50%, y ambos salen ganando al llevarse a casa fruta y verdura tan sabrosa como gratuita.
"Cuando leí tu artículo fue un auténtico flechazo", me cuenta Santi Cuerda, coordinador de Huertos Compartidos. "En un momento con necesidad de cambios, a todos los niveles, el imperativo legal era reinventarnos... o morir. Tenía que ser un proyecto que ayudase al medio ambiente y que ayudase a las personas. El nombre de la web vino a mi cabeza en cuestión de horas".
Cuerda decidió impulsar Huertos Compartidos desde la ONG Reforesta, a la que lleva vinculado desde su origen, como una iniciativa no lucrativa. El mecanismo de participación es sencillo: propietarios y hortelanos se registran en la web y acceden a una lista donde localizar y contactar a posibles interesados en compartir. El registro tiene un coste simbólico de dos euros, uno para poder buscar huerto u ofrecer terreno, y otro para recibir el modelo de contrato que finalmente elijan los usuarios. "La cuota es un flitro que evita que se inscriba gente sólo por curiosidad".
Huertos en Los Dolores (Murcia) y Las Rozas (Madrid). / HUERTOS COMPARTIDOS
Para compartir huerto a través de esta iniciativa sólo existen tres condiciones. La primera, que la agricultura practicada sea ecológica. La segunda, que la cosecha no se venda, sino que sea para el autoconsumo de las partes: la web no quiere competir con la empresas de producción ecológica, aunque Cuerda se plantea que quizá en el futuro se puedan desviar los excedentes hacia algún tipo de cooperativa. La tercera es que la cesión del terreno debe ser gratuita. "Sabemos que hay modelos de negocio basados en el alquiler; las apoyamos y colaboramos con alguna como Mi Cosecha, que cede alguna parcela gratuitamente para personas sin recursos u ONGs".
En poco más de cuatro meses, los responsables de Huertos Compartidos han constatado "un verdadero interés social en el proyecto", con más de 17.000 visitas a la web y 350 usuarios registrados. "Otra cosa será buscar las alianzas oportunas para superar nuestras limitaciones, y conseguir movilizar a casi 70.000 personas como hacen enLandshare. Pero, en ello estamos, y no hemos hecho más que empezar. Aún son pocos participantes, pero ya los hay en casi todas las comunidades autónomas".
El desafío, en el lado de los hortelanos, consiste en impulsar cursos de agricultura ecológica "para que la falta de formación no sea un impedimiento a la hora de ponerse en acción". En el lado de los propietarios, localizarlos y animarles a ceder sus terrenos. Además de con particulares, Huertos Compartidos pretende trabajar con ayuntamientos "en zonas verdes" o empresas "en zonas sin urbanizar o polígonos industriales". "También nos gustaría recuperar antiguas zonas de huertas o, ¿por qué no?, cultivar en cuarteles del Ejército, con los miles de metros cuadrados de que disponen".
Mientras su plantación en internet crece, los responsables de Huertos Urbanos no se quedan quietos. Han habilitado una red social propia para que los usuarios compartan experiencias y conocimientos, lanzado una campaña colectiva de captación de fondos en Goteo y llegado a un acuerdo con Vodafone para que sus clientes puedan ayudar con el envío de un SMS. Una tienda virtual, un blog y perfiles en Facebook y Twitter ayudan a la difusión del proyecto. Y en el equipo bullen nuevas ideas, como lanzar un plan de compostaje de residuos orgánicos entre los huertos o impulsar acciones para recuperar variedades locales de frutas y hortalizas. Bonito, ¿no?
El desafío, en el lado de los hortelanos, consiste en impulsar cursos de agricultura ecológica "para que la falta de formación no sea un impedimiento a la hora de ponerse en acción". En el lado de los propietarios, localizarlos y animarles a ceder sus terrenos. Además de con particulares, Huertos Compartidos pretende trabajar con ayuntamientos "en zonas verdes" o empresas "en zonas sin urbanizar o polígonos industriales". "También nos gustaría recuperar antiguas zonas de huertas o, ¿por qué no?, cultivar en cuarteles del Ejército, con los miles de metros cuadrados de que disponen".
Mientras su plantación en internet crece, los responsables de Huertos Urbanos no se quedan quietos. Han habilitado una red social propia para que los usuarios compartan experiencias y conocimientos, lanzado una campaña colectiva de captación de fondos en Goteo y llegado a un acuerdo con Vodafone para que sus clientes puedan ayudar con el envío de un SMS. Una tienda virtual, un blog y perfiles en Facebook y Twitter ayudan a la difusión del proyecto. Y en el equipo bullen nuevas ideas, como lanzar un plan de compostaje de residuos orgánicos entre los huertos o impulsar acciones para recuperar variedades locales de frutas y hortalizas. Bonito, ¿no?
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